Un oráculo es una respuesta espiritual, que se creía que era recibida por reyes, sacerdotes, profetas u otras personas con sabiduría. Si bien tuvo su mayor esplendor en Grecia, también fue una práctica realizada en otras partes del mundo. Se dice que el oráculo puede ser verdadero o falso, y pueden ser principios o máximas que se puedan transmitir, o ser una respuesta para resolver un acontecimiento importante. En la antigüedad, fue usado principalmente para hallar respuestas acerca de temas sociales y políticos del entorno. Si quieres saber de los oráculos en Grecia y Egipto, te invitamos a leer este artículo.
Oráculo Griego
En Grecia, el oráculo era una respuesta que daba una deidad por medio de sacerdotes o de la Pitia o Pitonisa griega, o la Sibila, o incluso a través de interpretaciones de señales físicas como, por ejemplo, el tintineo de las campanillas, o interpretaciones de símbolos sobre objetos como piedras o cartas como el tarot. Antes de cualquier evento importante, los reyes y líderes de las regiones consultaban las previsiones de los oráculos para obtener consejos, o simplemente llevarse una imagen de lo que podría suceder, para que, de esta manera, la toma de decisiones fuese más fácil.
Para la sociedad griega, este método era fundamental, ya que, a partir de las respuestas y datos obtenidos mediante él, se discutían y se regían los temas más importantes de ella, era la herramienta por la cual se decidían los rumbos de la sociedad. Uno de los lugares más famosos para realizar esta práctica, estaba ubicado en la ciudad de Delfos, en donde los sacerdotes y sacerdotisas, respondían en el templo de una manera enigmática y llena de simbolismos. Estas personas entraban en un estado de éxtasis frenético en el que visualizaban los mensajes que debían ser entregados al consultante, para que actuara.
Oráculo egipcio
Aunque su mayor apogeo fue en Grecia, donde llegaban personas de distintos lugares a hacer sus consultas, muchas otras sociedades también usaron esta técnica, aunque en menores proporciones. Y una de ellas fue la egipcia, que, a lo largo de la historia, contó con oráculos que también fueron muy importantes y que al igual que los griegos, fueron muy concurridos por personas reconocidas, que cumplían un papel memorable y trascendental. El procedimiento de consulta era totalmente distinto al griego, allí no había tanto simbolismo y enigma en las respuestas, no existía una interacción cara a cara con el sacerdote y el consultante.
Más bien, el proceso se hacía de una manera un poco más reservada y sencilla, básicamente consistía en llevar escritas las preguntas y depositarlas en el santuario, en donde se recibían de igual forma las respuestas. Los lugares que más se destacaron por realizar esta labor fueron el santuario de Heliópolis y Abidos y el afamado oráculo de Amón-Ra que estaba situado en el oasis egipcio de Siwa, en el desierto de Libia. Este último, contó conto con la visita de Alejandro Magno, quien en el año 331 a. C., hizo una peregrinación para confirmar su ascendencia divina.
