Urano es por antonomasia el regente de Acuario. Con vibraciones bruscas, repentinas e imprevistas, nos obliga a la reflexión y nos empuja a buscar nuevas experiencias. Llamado el planeta reformador, trae auténtico progreso. Cambia las costumbres, los hábitos de siglos, rompe todos los moldes y todas las rutinas. Urano nos despierta, destruye los castillos de naipes de nuestras ilusiones, cambia nuestros planes, nos hace crear, nos obliga a ser ingeniosos y alienta las necesidades apremiantes.
Sin Urano, no habría transformación ni tampoco originalidad.
Sobre el plano físico, Urano ejerce una acción electrodinámica por excelencia. Es el planeta del movimiento vibratorio, de la cadencia, del ritmo, de los efectos bruscos e incluso violentos.
Urano es el que nos trae los acontecimientos repentinos.
Este planeta nos otorga facultades inventivas y nos lleva a explorar la senda no trillada. Rige la intuición, las ideas progresistas; marca a los pioneros, a los innovadores, a los reformadores, a los que no dudaran en combatir los prejuicios.
Urano inclina a todas las profesiones que tengan que ver con la astrología, la electricidad, la radio, la aviación, la electrónica, la televisión, etcétera.
Cuando Urano es el dominante en un tema natal y está mal aspectado por otros planetas, produce una naturaleza rebelde, agitada, maneras bruscas en la forma de actuar; la persona cuyo cielo atraviesa está excitada todo el tiempo y se convierte en un elemento perturbador del entorno.
Urano otorga un sistema nervioso muy intenso, crisis nerviosas, trastornos espasmódicos, palpitaciones cardíacas, calambres, tics, etc., movimientos involuntarios y fenómenos de lo más frecuentes en los tipos uranianos.
Urano es rebelde, brusco, tozudo, desequilibrado, sarcástico; desafía a la autoridad, es violento y provoca crisis nerviosas.
